Drogas. Prescripción.Pro-contra.

Siempre me he preguntado - desde que empecé a prescribir drogas, claro - si aquel que recibe la prescripción sabe a ciencia cierta qué está incorporando. Hablando claro:  que clase de droga se está "tragando".

Siguiendo con la linea de entradas en donde desde los pesticidas hasta las drogas de uso común en medicina no carecen de efectos adversos - algunos leves; otros de moderados a graves, y sus productores  no siempre se ciñen a los pasos científicos que corresponde cumplir para garantizar la seguridad de un químico x -   me pregunto : ¿ Es posible desde el otro lado hacer algo para cuidarse? Seguramente es complejo resguardarse de ciertas prácticas de utilización masiva, vaya el ejemplo de las fumigaciones. Pero un ciudadano común sí puede tomar conciencia de que la inocente pastillita, verde, celeste o rosa que está ingiriendo, indicada -como corresponde- por un profesional de la salud. ( La automedicación es una práctica compleja que merece un capítulo aparte) puede generarle efectos indeseados, molestos y hasta graves. Para yugular estas contingencias los médicos tenemos incorporado - o deberíamos - la evaluación de los pro y contra de indicar una práctica y/o medicación cualquiera. Quiero decir, que si aparece un paciente con una dolencia que por su gravedad o discomfort producido "merece" ser medicado con una droga - o conjunto de ellas - que sabemos produce en altas proporciones efectos indeseables, deberemos evaluar junto al paciente la conveniencia de indicar la droga en cuestión. Habrá casos en donde la droga se impone y si el paciente no la acepta deberá dirigirse a otro profesional que acepte NO indicarla. Habrá casos en donde el paciente mismo decide soportar el discomfort y no exponerse a un efecto nocivo. Habrá casos en donde el paciente consciente de su decisión de aceptar o no la medicación será acompañado por el profesional, cualquiera sea la actitud que decida tomar.

Todos estos avatares se deben dar invariablemente en el marco de un diálogo entre el médico y su paciente (Paciente, no boludo ni sumiso, paciente)

Para poder lograr ésto los médicos deberíamos "saber que no sabemos" deberíamos intentar ser como "el hombre más sabio".

Para poder lograr esto los ciudadanos que recurren a un agente de salud deberían ser pacientes, no boludos ni sumisos, ni suponer tener alguna certeza por haber leido "el prospecto" o los síntomas de "la dolencia" por internet.

Cada vez que se abre la puerta de un consultorio un enigma entra por ella. Cuando ya nos vencieron los enigmas, cuando el peso de las certezas empieza a  molestar,  deberíamos dejar que la profesión siga su camino....sin nosotros.

P.D : ( Claro que siempre existe la posibilidad de que  alguien lleno de certezas y ahíto de promesas de los labotarios llegue para sucedernos en el camino...o para asistirnos)

Comentarios

  1. Interesante punto de vista Ana, los que nos situamos al otro lado y recurrimos al especialista no solemos tener en cuenta la importancia de los planteamientos que mencionas.

    Me ocurre por ejemplo con mis jaquecas, aquí en España se puede comprar el Nolotil libremente, siempre tengo a mano uno aunque afortundamente recurro a él 4 o 5 veces al año pero hubo un tiempo (años ya) en el que recurría mas a menudo.

    Lo que nos obsesiona es huir del dolor y a veces confundimos una leve molestia o una disfunción transitoria con el dolor , por eso nos embotamos de medicamentos y por eso abarrotamos las salas de espera de los consultorios médicos.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Vivimos narcotizados para evadirno de la realidad. Hay narcóticos fisiológicos, más o menos necesarios y narcóticos sociales, convenientemente administrados y sumisamente aceptados.

    Los criticamos, pero miramos para otro lado para no escapar de su efecto reparador. La pastilla azul y la pastilla roja de Matrix.

    salud
    alfonsvazquez.com

    ResponderEliminar
  3. Que tema, Ana! En alguna época la Argentina perdió un presidente por oponerse a la industria farmacéutica!
    La venta de analgésicos en el mundo genera casi tantas ganancias como las petroquimicas.
    Escapamos al dolor y a la muerte; entonces no consumimos la pastillita y aceptamos y/o producimos el encarnizamiento terapéutico que atenta contra lo escencialmente humano. Nadie se sorprende cuando compro una tira de analgésicos, pero pegan el grito en el cielo si considero la eutanasia.
    Hay que reconocer que en este mundo donde se trafica con ilusiones, a veces, lo único que quiere el paciente al entrar por la puerta del consultorio es otra dosis. Besos "muestra médica"

    ResponderEliminar
  4. La mayoría de las veces quiere otra dosis...Se escapa de la angustia inutilmente, porque inevitablemente de un modo o de otro aparece, aún con pastillas y chaleco.
    Acuerdo con vos en que se permite cualquier tipo de analgésico/hipnótico/enchalecador/ pero la eutanasia es enormemente resistida. Digo, si se mata la esencia de ese tipo, no se lo está matando de algún modo? Es que los enfermos Piru son rentables... mientras están vivos, aunque sólo parezcan vivos.
    Por otro lado está la angustia que nos genera a los médicos la angustia de los pacientes y con eso no se hace nada de nada. Con un poco de suerte te pagás una psicoterapia indefinida y te ayuda a sobrellevar, pero verdadera contención para los profesioanles de la salud no hay. Y es una profesión de riesgo. Insólito y aleccionador, nunca fuimos - los profesionales de la salud - capaces de luchar por nuestros derechos. Guardias interminables, condiciones de trabajo más allá de los límites...Será que se creen - muchos - por encima de las miserias y/o afectos humanos?
    Un besote

    ResponderEliminar
  5. Interesantísimo tema:

    Yo estoy en contra total de sufrimiento.
    Prefiero vivir menos, en buenas condiciones que mucho en pésimas.
    Una cosa es vivir y otra es durar.
    Yo no quiero durar, sin vivir, sólo estar...
    He estado muchos años, desde mi depresión post-parto de mi segundo hijo, sumida en una depresión, de la cual salí, con mucha fuerza de voluntad, porque tenía dos hijos pequeños que me obligaban a no tirar la toalla y porque, con el tiempo, se descubrieron los recaptadores de serotonina.
    Primero el Prozac y desde hace tiempo el seroxat.
    Mi vida cambió por completo.
    He vuelto a ser la que siempre he sido. Normal, nada más que eso, normal.
    Con dias buenos y malos como todos, pero con fuerza y ganas de vivir. Sin ataques de pánico y ansiedad desde que me levantaba hasta que me acostaba.
    Aparte de un buen trabajo, con alguien que me encontré en la vida, una psicóloga con la que trabajé un año, con todas la voluntad del mundo.
    Amaya Oteiza, en Bilbao.

    Bueno, todos los dias me tomo mi pastillita de Seroxat 20 mg. y media de Dorken 10mg.
    A lo mejor podría haberlas dejado ya, pero no me quiero arriesgar...
    He regresado del infierno y no quiero volver a él, aunque esto implique vivir unos años menos.
    Pero, eso...vivir.

    Y, en cuanto pueda, haré mi testamento vital, para que no se me prolongue la vida, llegado el caso, ni un minuto más allá, de forma mecánica, que mi dignidad como persona se vea comprometida, física o mentalmente.....
    He procurado vivir dignamente, y así quisiera irme.
    No quiero ser un muñeco de carne que se mea, se caga, se le cae el moco y lo único que produce es lástima y asco...
    Eso me atormenta más que el efecto de una pastillita.....
    Besitos

    ResponderEliminar
  6. Un disparador que arrasa...

    /// ni suponer tener alguna certeza por haber leido "el prospecto" o los síntomas de "la dolencia" por internet...//

    Así nos manejamos.
    Con ese nivel de irresponsabilidad.

    Sumo y sigo: ir por el atajo y tomar medicación recomendada por el farmacéutico (práctica común y extendida en nuestro país...)

    Ay ay ay ay...

    Otro abrazo.

    SIL

    ResponderEliminar
  7. Luna, querida, has dado un ejemplo interesante de lo que es capaz una medicación indicada por un profesional, cuando corresponde y sobre todo marcaste que has hablado de eso con el profesional, la medicación no ha sido un hecho aislado sino seguramente, muy consensuada, conocés las características de lo que te ha sucedido y has elegido, acompañada por tu médica/o. Justamente a eso me refiero.
    Un beso grandote.

    ResponderEliminar
  8. Lo que planteas Miguel es parte de lo que quería marcar: la diferencia entre el discomfort y la necesidad realmente importante de medicación. Eso y justamente eso es lo que debería el profesional, junto con el paciente, evaluar cuidadosamente, no quiero decir que el discomfort o la molestia deba ser desestimada, no, sino evaluada en sus pro y contras, porque puede suceder que una medicación que te mejora una incomodidad leve te produzca otra que no es tan leve y tal vez ni puedes adjudicàrselo a un efecto adverso porque no lo conoces, y más cuando te automedicas.

    Un beso grande.

    ResponderEliminar
  9. Me pasa en el consultorio que algunos pacientes se resisten a retirarse sin una receta. Les cuesta aceptar la explicación de que ante ciertos procesos no hay nada que hacer excepto el tiempo y la compañia... y se que salen a buscar la en otra puerta. Pero me pasó en el medio del Chaco paraguayo, en la soledad de los talcales y palmeras, mientras atendía a los niños y niñas de un asentamiento indígena diezmado por un brote de varicela.Alli intenté utilizar la medicina tradicional local (yuyos y demas de probado efecto curativo en lesiones de piel) Las madres casi me matan. Ellas tambien querian la pastillita, aunque no fuera recomendada... o tal vez yo fui tan soberbio de intentar utilizar su medicina, sin conocer su magia...

    ResponderEliminar
  10. PD: Ana, tu blog es una buena medicina contra el burnout... gracias!

    ResponderEliminar
  11. Buongiorno Ana.

    Te describiré, apelando a la memoria, el relato del antropólogo Lévi Strauss creo que en su libro “Antropología Estructural” - que tengo en mi biblioteca pero no dispongo de tiempo para hojear -.

    Él cuenta que en una de sus investigaciones de una comunidad primitiva (creo que de Australia) se encontró que el viejo brujo o chamán de la aldea, “curaba” a sus “pacientes” a través de “rezos y danzas extravagantes.
    Los consultantes se iban satisfechos de su dolencia, o convencidos que había logrado exorcizar algún daño o maleficio que le habría aplicado algún otro miembro de la sociedad, generalmente por envidias.
    Parece ser que un buen día, apareció en la aldea un sujeto con diploma de hechicero y comenzó a ofreces sus servicios.

    La diferencia con el más antiguo estribaba que en un momento de sus paroxísticas danzas y rogativas, se introducía - sin que se notara - un plumón de ave en la boca que mojaba con su saliva, y con el cabo de la pluma, presionado con la lengua, se preopinaba heridas en su encía.

    En el momento culmine de su “trabajo”, expulsaba sobre la palma de la mano ese objeto ahora mojado y ensangrentado que daba apariencia de un gusano, y le expresaba al “enfermo” que ese era el “objeto de su malestar.
    Total que, al poco tiempo de su llegada, y para pesar de viejo brujo, le quitó toda su “clientela”.

    No recuerdo bien si fue en ese mismo texto, o en otro artículo que interpretaba aquel estudio de Strauss, se mencionaba que ese “artilugio se convirtió a la postre en lo que hoy se conoce como el medicamento, o la pastillita que esperamos un médico nos recete cuando nos sentimos con alguna afección.

    Me resultó apasionante aquella investigación y esa asociación !!!

    No voy a poner en tela de juicio los efectos benéficos que determinadas drogas producen ante muchas enfermedades que padecemos (aún a pesar de los efectos secundarios nocivos que alguna producen), sin embargo me pregunto: ¿cuántas veces esperamos “soluciones mágicas de esos medicamentos y consideramos al profesional, que no nos recete alguna “pasta”, que es un ignorante!?

    Los medicamentos constituyen un enorme y cuantioso negocio para los laboratorios, pero a la vez una necesidad social que demanda de ellos para sentirse “segura” de estar a salvo de padecimientos físicos o psíquicos.
    Decirle a alguien que concurre a la consulta: “Estas sano…, no te pasa nada”; y no indicarle algo, es casi un suicidio profesional!.

    Claro esta que por razones éticas se debería advertir de los efectos no deseados que algunos producen cuando existe una real causa de malestar, pero todos sabemos que cuando un profesional no encuentra una causa, también receta los conocidos “placebos.

    Ahora…, recetar…., TODOS RECETAN!!!.

    Y si no…, revisen la cartera de la dama….jajaja!

    Beso corazón!.
    Rik

    ResponderEliminar
  12. Claro Alfonso, se nos hace complejo escapar del sistema, del dolor que nos produce tener conciencia de nuestra fragilidad, la socialización tampoco está siendo fácil, la pastillita es más sencilla y a veces, por que no, es efectiva, reparadora y vale.

    Néstor Impresionante la experiencia que contás, uno podría teorizar mil cosas, pero sólo ellas, las madres digo, sabrán por que querían la pastillita "del doctor" en lugar de su propia medicina avalada por el mismo doctor. Se me ocurre que tendemos a adorar al dios ciencia - lo que no significa que la ciencia y los avances no deban ser utilizados y aprovechados al máximo - pero poner a la ciencia en el lugar que tuvo dios en algún momento es cambiar a uno por otro. La ciencia no es omnipotente - como les conviene a los gurúes y/o popes de la ciencia sostener - Te pego Piru, el discurso del loco de "La gaya ciencia" es pertinente me parece:
    El loco.-¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: «¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!». Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en Dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Es que se te ha perdido?, decía uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, decía otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado? -así gritaban y reían todos alborotadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. «¿Que a dónde se ha ido Dios? -exclamó-, os lo voy a decir. Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos sus asesinos. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos, cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vacío? ¿No hace más frío? ¿No viene siempre noche y más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de la putrefacción divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! !Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podremos consolarnos, asesinos entre los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos lavará esa sangre? ¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué ritos expiatorios, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ellos? Nunca hubo un acto más grande y quien nazca después de nosotros formará parte, por mor de ese acto, de una historia más elevada que todas las historias que hubo nunca hasta ahora.» Aquí, el loco se calló y volvió a mirar a su auditorio: también ellos callaban y lo miraban perplejos. Finalmente, arrojó su farol al suelo, de tal modo que se rompió en pedazos y se apagó. «Vengo demasiado pronto -dijo entonces-, todavía no ha llegado mi tiempo. Este enorme suceso todavía está en camino y no ha llegado hasta los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de los astros necesita tiempo, los actos necesitan tiempo, incluso después de realizados, a fin de ser vistos y oídos. Este acto está todavía más lejos de ellos que las más lejanas estrellas y, sin embargo, son ellos los que lo han cometido.» Todavía se cuenta que el loco entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó en ellas su Requiem aeternam deo. Una vez conducido al exterior e interpelado contestó siempre esta única frase: « ¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?».

    ResponderEliminar
  13. Riki querido Qué bueno que citaste a Lévi Strauss!! Hay un artículo lindísimo que se llama "La eficacia simbólica" y habla justamente - si mal no recuerdo porque lo leí hace años - del efecto de la palabra y del "placebo" a manos de los chamanes.
    Es un intenso trabajo de discriminación el límite entre la droga y la "eficacia simbólica"....yo tengo a la mano ambas...por las dudas vio??

    Piru, es tan bueno tener una vía para hablar de estas cosas justamente con aquellas personas con las que no estamos todos los días, o con las que no coincidimos totalmente o con las que no conocen lo específico pero aportan su SABER DE LA COTIDIANEIDAD que es lo MAS IMPORTANTE. Esos entramados de saber que se van tejiendo en los intercambios éstos, virtuales, que son nuevos, que pueden ser enriquecedores. La virtual seguramente es una GRAN herramienta que puede trascender a las pelotudeces que se hacen en la web y que seguramente pueden trascender también lo meramente formal (el paper, el abstract, el mail concreto) Son intercambios de diferentes experiencias, de diferentes culturas, casi, en tiempo real...MARAVILLOSO.

    ResponderEliminar
  14. fe de erratas: Riki querido (no te puse las negritas...)

    ResponderEliminar
  15. Me engancho con el tema de la automedicación que planteó SIL que es efectivamente de una irresponsabilidad elevada, por parte, en primer término, de quien/es es/son responsable/s de permitir la venta libre o no libre pero bajo la mesa, de medicación que tiene efectos adversos realmente importantes, en segundo término del adulto que usa y abusa a piacere de la medicación que DEBE ser indicada por un profesional de la salud y por último de los padres que medican a sus hijos con variada gama de medicación con total irresponsabilidad.

    La banalización en los medios de comunicación y en la cotidianeidad de la ingestión de medicación sin conciencia de que es MEDICACIÖN llega a extremos alarmantes.
    Asistiendo hace años pacientes con hemorragias digestivas altas les interrogábamos si tomaban alguna medicación, algún remedio, nos aseguraban habitualmente que no tomaban nada, la pregunta de rigor era: ¿aspirina? y la respuesta habitual: Si, eso si varias por día, pero eso no es remedio....
    Desgraciadamente esa banalización en favor de los laboratorios, banaliza también nuestra práctica y pone en riesgo la salud de muchos ciudadanos.

    ResponderEliminar
  16. Me llama la atención de Argentina que los caballos de las estatuas ecuestres son asexuados y que en los supermercados uno puede comprar analgésicos en la caja, pero no hay preservativos...

    ResponderEliminar
  17. Ana, que bueno es leer reflexiones como la tuya y la de algunos de tus colegas médicos que implican una mirada autocrítica. No debemos olvidad que ingerir un medicamento es meterse una sustancia extraña en el cuerpo para lo cual debe existir una razón concreta que lo justifique.

    Saludos

    ResponderEliminar
  18. Hay que tener mucho cuidado con lo que se receta a un paciente, hay que estar muy atento a su situación psíquica.
    Mi madre, que por desgracia tiene una neurosis obsesiva con las enfermedades (seria muy largo de explicar) Pero ella cuenta las pastillas que toma al dia como si fueran trofeos...a más enfermedad y dolores, más mérito....
    Bueno, pues yo cuando vivió conmigo le escondía los prospectos que van con la medicación.
    Porque, inmediatamente, aparecían todos los efectos secundarios, menos la posibilidad de mejoría.... Daba igual que fuera paracetol que morfina..
    Recuerdo que la llevé dos veces a dos unidades de dolor de Dos Hospitales en Madrid y Valencia y le dieron parches de morfina.
    Bueno, pues le apareció sequedad de boca, estreñimiento y no sé cuantas cosas más (todas los posibles efetos adversos que contaban en en el prospecto) pero no se remitió ni un poquito el dolor.
    Ella decidió un día que nada le quitaría esos dolores , que le permiten sufrir tanto, con no sé que aliciente (atención, un lugar preferente en el cielo,ser una heroína, etc. no lo sé)y dá igual que sean placebos, paracetamol o morfina. El resultado es el mismo.

    Enfin, pobrecita...ha hecho una elección muy dura.
    Besitos

    ResponderEliminar
  19. Bueno, he vuelto a por más puntos de vista.
    He releído lo último que escribí sobre mi madre y me suena un poco duro.
    ¿Ana, me permites que me siente?
    Mi madre es el espejo en donde nunca me quise ver reflejada.
    Porque he visto a qué conduce.... desde muy niña.
    Con trece años, en Brasil, estuvo ingresada una semana en una clínica porque tenía ataques de histeria, (lo que hoy llamaríamos de pánico o ansiedad). Se ponía a chillar como una loca y se caía al suelo...
    Hoy nadie lo hace, los chillidos se han cambiado, como los tiempos, en algo más civilizado, en aparentes ataques al corazón que requieren ir a un hospital de urgencia-
    Era su forma de huír de los problemas, sin enfrentarse a nada, ni modificar nada.
    Todos nos acojonábamos, mi padre, especialmente a mi, que era más "rebelde" me decía que la "hacía mucho hablar" con lo cual me transmitía el sentido de culpabilidad y todo en paz, hasta el nuevo episodio.
    Con el tiempo y la aparición de los recaptadores de serotonina, que también toma, los atasques de histeria se cambiaron por dolores.
    Una peregrinación por todas las especialidades médicas, brujos y curanderos.
    Mi padre siempre pendiente de ella.
    Llego a pensar que es que aunque sea a nivel insconsciente nunca se ha querido "curar", porque eso le reportaba mucha atención, y, a nivel espiritual,un lugar más caerca de Dios...

    Y se hizo crónico, porque a esa edad, no había lugar a una modificación de conducta, además ni entendida (¿Será que yo quiero estar enferma?) ni deseada.
    Y creo que gracias a ella, yo me puse bien de mi depresión, porque jamás me conformé a que eso no tenía cura.....
    Nunca quise ser como ella.
    La quiero....
    Gracias doctora, cuando quiera me envía su factura, por favor.
    Un beso fuerte, te quiero Anita....

    ResponderEliminar
  20. Luna, interesante tu relato, he leído " algo sobre tu madre" en lo de Riki. Es un ejemplo de los límites de la medicación. Allí es donde uno se pregunta, hasta donde es la medicación y hasta donde la "eficacia simbólica" Levistraussiana a la que se refería Ricardo. Hasta donde la palabra, hasta donde la "intención" del otro de sentirse mejor, o tal vez aún no conocemos muchos mecanismos y no podemos actuar sobre ellos. De cualquier modo, no es lo mismo medicar una angina bacteriana que una neurosis, por ejemplo. Es en éste último caso en donde los límites se difuminan y es donde con mas fuerza tiene que aparecer el acuerdo entre el médico y el paciente; el médico y la familia; la familia y el paciente; el medio, en fin que es un trabajo complejo, allí se ve la complejidad de las acciones y afectos humanos, que tiene a su vez efecto sobre lo biológico, modifícandolo de diversas formas.

    Tino: Lamentablemente la praxis médica no escapa a la tendencia imperante en el sistema, la sociedad de consumo filtra la relación médico paciente también , aparece la "supermercadización" de la medicina. Y como bien marca Néstor, esto es una tendencia de los médicos, pero estimulada también por el " consumidor", los pacientes necesitan "la receta", sino la consiguen - en muchos casos se van a otro médico o sencillamente se automedican. Marco que es también automedicación esa conducta muy generalizada de ciertos pacientes que siguen con la medicación en "piloto automático" y no me refiero con esto a los diabéticos o a cualquier otro paciente realmente crónico sino a pacientes que siguen medicados "por costumbre", se autorenuevan la medicación, pasan periódicamente a "buscar la receta" sin haber acordado claramente con el médico - porque ninguno de los dos lo explicita tal vez - si esa medicación continúa o es momento de retirarla. Como está el otro extremo que hace los tratamientos "como le parece", sin reparar en lo que decís Tino, justamente, los remedios son drogas, sustancias ajenas que deben ser indicadas cuando es necesario cuya utilización es una ciencia...y un arte.

    Néstor, relacionado con lo que comentás, sobre dónde, cómo y que comprar, pego un par de enlaces: Solo farmacias podrán vender remedios de noviembre del 2009
    Sigue la venta libre de medicamentos, noticia de hoy

    Interesante argumento del presidente de la entidad que reúne a los dueños de kioskos..."El presidente de UKRA, entidad que reúne a 100.000 quioscos de todo el país, agregó: "Esta ley no surgió para proteger la salud de la ciudadanía. Los remedios de venta libre representan un mercado de 1200 millones de pesos por año. Lo que hace esta ley es reducir de 100.000 bocas de ventas, la cantidad de quioscos que hay en el país, a 12.000, el número de farmacias habilitadas"... .(!!!!)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario