CAMBALACHE

Es interesante mirar a nuestro alrededor y observar que poco rigurosos somos, que supersticiosos y que proclives a creer cualquier cosa que tenga apariencia de verdad aunque sea un disparate bien adornado, de que manera se ha abandonado la necesaria verificación de un hecho, cualquiera asevera cualquier cosa que inmediatamente toma status de verdad. Cuando la información es lanzada como una especie de bombardeo se hace dificil discriminar entre lo que es coherente y no lo es, todos suponemos saber todo "porque lo buscamos en internet" o porque lo dijo el Licenciado Pirulo en la televisión, tanta información confunde, no nos da tiempo de verificar; valga el siguiente ejemplo: la misma dieta que el año pasado en primavera era bárbara para adelgazar los kilitos de mas, esta primavera pasó de moda o es nociva, entonces aparece la nueva dieta de moda.....los nutricionistas, que se formaron para eso, bien gracias, o lo que es peor algunos nutricionistas dicen cualquier cosa...total....El sentido común , extraviado, nos hace hacer cosas realmente disparatadas.
De cualquier forma en este modus vivendi que supimos conseguir hay cosas verdaderamente positivas y rescatables, el desorden y la poca rigurosidad nos permiten una mayor flexibilidad, quién tiene la posibilidad de discriminar se ve beneficiado en este estado de cosas, la rigidez social y de pensamiento de la que hacían gala las generaciones anteriores lentamente nos está abandonando. Para quien quiere realmente ser y no solamente parecer, sobrevivir ahora resulta mucho mas sencillo, al ser la transgresión una conducta mas aceptada, ser genuinamente también puede serlo más, lo que da  mayor lugar a la creación también. Tal vez estas convulsiones sociales que estamos viviendo sirvan de tamiz para que entre tanta masa humana aquellos que no perdieron la simpleza ni la capacidad crítica puedan mantener su voz.

"Mi maestro Oskar Heinroth, inveterado naturalista e inveterado sarcástico criticón de las ciencias psicológicas, solía decir: “Lo que uno piensa, generalmente es falso; pero lo que uno sabe, eso es correcto”. Esta frase, libre del lastre de toda teoría del conocimiento, expresa maravillosamente el devenir de todo conocimiento humano y, quizás, de todo saber en absoluto. Al principio uno “piensa” cualquier cosa; luego lo compara con la experiencia y con los demás datos aportados por los sentidos para después, por la vía de la congruencia o la incongruencia, arribar a una conclusión relativa a lo correcto o lo incorrecto de lo que “se pensó” al comienzo. Esta forma de comparar una normativa, surgida de algún modo dentro del organismo, con una segunda, vigente en el mundo exterior, es probablemente el método más importante en absoluto por medio del cual un organismo viviente adquiere su saber"
Konrad Lorenz.

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