Final


La casa se ha vuelto fría y el invierno
enmudece los árboles.

Mi alma es la moradora de un peñasco en la
ladera que perdió el equilibrio.



Quería contarte mi decisión de romper esta
fachada,
pero no sé por qué
lo que escribo se parece a la última voluntad
de un condenado a seguir viviendo.

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