En el país del modelo de
redistribución del ingreso, en el país de la lucha contra los
monopolios de la información como Clarín, en el país de la defensa
de los derechos humanos por antonomasia, en el país que mas que país
parece el paraíso, hay manchas oscuras como la cuenca Matanza-Riachuelo, manchas que matan gente y al condenarla ponen de
manifiesto la profunda injusticia que sigue sosteniendo el país de
las maravillas.
Y uno hace como que no ve, porque a las
obscenidades nos hemos acostumbrado, las falacias son sostenidas con
caras de jugadores de póker por los funcionarios que explican lo que
todos sabemos no tiene explicación. Y las palabras, el único rol
que cumplen, es amplificar cada vez mas pornográficamente los
genitales del rey desnudo.
Las denuncias por repetidas ya no son
denuncias si no quejas histéricas y los neuróticos ciudadanos para
no caer en la repetida queja, se compran una realidad en 24 cuotas
con tarjeta y la disfrutan ahora para que no se la coma la inflación.
Los chicos que consumen paco venden paco para comprarse
mas paco para evadirse de la realidad. Los que venden paco venden mas
paco para tener mas plata para evadir la realidad.
Me cago en Freud y en la posibilidad de
modificar la realidad
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