Carrió y La Casa de la Moneda

Miro a mi alrededor y no salgo de mi asombro, Elisa Carrió, en una verborragia alocada, menciona pistolas y muertos, se homologa - y lo hace con Macri - a Salvador Allende, mientras el Banco Central sigue ofreciendo dólares para frenar una suba de la divisa norteamericana que deja a los pesos, los precios y a los argentinos en una situación de asombro literal.
La economía no deja de bailar al son de una música desafinada que irrita los oídos. Los funcionarios todos, parecen actores de un film tipo " El regreso de los muertos vivos". Los políticos de la oposición - muchos de ellos acusados de corrupción - desfilan por los Tribunales junto a los empresariós que deben arrepentirse de haber coimeado y robado para no ir presos como cualquier hijo de vecino que robara. Desfilan ellos, con cara de víctimas de la Inquisición, delante de jueces más sospechados que ellos mismos.
Mamarracho. Mamarracho total.
Otra vez.
Por ahora la gente está enojada, asombrada, confundida, dividida pero tranquila.
Esperemos que la tranquilidad se mantenga. Los números y la historia están en contra de un horizonte de tranquilidad, pero tal vez, el Cambiemos significa un cambio también en eso. Los ciudadanos están más tranquilos, miran las excentricidades de los gobernantes como si vieran una serie. La serie - como la novela de la tarde a las señoras de otra época - los saca del tedio y de la angustia cotidiana.

Nuestra clase dirigente - a modo de actores de tragedias o mejor de comedias -  pretenderá que la población - anonadada y paralizada por los horrores  que presencia - permanezca inmóvil en su butaca y no reaccione?

Serán nuestros representantes los actores de nuestra miseria cotidiana elegidos al modo de chivos emisarios, para ser finalmente sacrificados públicamente?

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