Del misterio en estos tiempos

Vivimos, estimo, en una época de transición. (Todas lo sean probablemente) Venimos escindiendo la razón del instinto insistentemente. 


La ética moderna intentó sustituir: la diversidad por la uniformidad; la ambivalencia por un orden basado en la lógica, coherente a la razón; pretendió lograr la regulación anteriormente en manos de los dogmas religiosos por una cantidad de preceptos morales que enseñó a obedecer.  Lo que lograba la fe, posteriormente lo logró la razón, entronada en el lugar del Dios de las barbas.


El escepticismo moderno unido al individualismo, está dejando un resquicio a lo misterioso, a lo desconocido, a  aquello a lo que se enfrentaban, supongo, los hombres como Heráclito “ Los hombres resultan incapaces de entender el logos este que siempre es, tanto antes de haberlo escuchado como después de haberlo escuchado por primera vez…..”

Solos, aislados y angustiados – abandonado el Dios del medioevo, desasidos de las cosas - al decir de Heidegger - ayudados por una razón  ya destronada, los hombres de estos tiempos vemos el misterio en el horizonte. Esto angustia y mucho.

Al misterio nos enfrentamos, nuevamente.

El tiempo está lejos aún. La razón con sus deformidades todavía es LA herramienta no UNA herramienta mas.


Celebremos entonces el advenimiento del misterio.

Así pues, el nihilismo sería en su esencia una historia que tiene lugar con el ser mismo. Entonces residiría en la esencia del ser mismo el hecho de que éste permaneciera impensado porque lo propio del ser es sustraerse. El ser mismo se sustrae en su verdad. Se oculta en ella y se cobija en ese refugio. En la contemplación de este refugio que se cobija a sí mismo, de la propia esencia, tal vez toquemos la esencia del misterio bajo cuya forma se presenta la verdad del ser

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